Benito lleva toda la vida trabajando en las viñas, y tiene 80 años, y no recuerda tener que recurrir a la manguera para salvar la producción. Este año sí lo ha tenido que hacer porque el terreno está más seco que nunca y empieza a temer por la cosecha. No es una impresión particular de él. El Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas ha lanzado una recomendación general a las bodegas para que los viticultores que puedan no esperen más y rieguen ya sus plantaciones, para evitar males mayores. La mayoría sigue mirando al cielo, esperando que caiga alguna gota que alivie la sed de las viñas pero, según Meteogalicia, no va por ahí la predicción para la semana próxima, aunque sí se anuncian temperaturas más suaves en O Salnés. Con todo, la cosecha está lejos de peligrar. Los días de sol y nortada tendrían que prolongarse durante más de una semana para que empezasen a saltar las alarmas, y en el sector confían en que, más pronto que tarde, las nubes descarguen sobre el sur de Galicia. La cosecha no peligra pero hay viñas que están padeciendo lo que los técnicos dan en llamar «estrés hídrico», especialmente las más jóvenes, aquellas de menos de tres años. Estas se exponen no solo a perder el fruto sino también a secarse y quedar improductivas. «Algunas plantas están sufriendo, sobre todo cuanto más al interior esté la plantación, pero es difícil saber todavía las consecuencias. De persistir esta situación, igual se podría hablar de pérdidas del 10%, pero es muy difícil hacer un cálculo porque si llueve un par de días, la planta se recupera», según explican desde el departamento técnico del consello regulador. Aún situándose en el peor de los casos, todos técnicos consultados coinciden en que las expectativas sobre la cosecha son buenas y que se pondrán alcanzar las cifras del año pasado, cuando se recogieron 24 millones de kilo de uva en toda la denominación de origen. El récord se sitúa en los 30 millones del 2006. Calendario de la vendimia Otro de los efectos que puede tener la sequía que afecta al campo es que propicie un adelanto de la vendimia en algunos puntos, en función del grado de maduración del fruto. El escenario se presenta muy heterogéneo pues el envero de la uva varía mucho en función del lugar donde esté la plantación, incluso se está comprobando, por los sondeos realizados en los últimos días desde el consello, que los racimos presentan diferencias notables dentro de una misma parroquia. Así pues, podría darse el caso de que unas parcelas se empiecen a vendimiar a principios de septiembre y en otras se espere al día 20, aunque el grueso de la vendimia no se prevé a mediados del próximo mes. Como es habitual, la previsión es que los más madrugadores sean los viticultores de O Condado y O Rosal y días después le sigan los de O Salnés, la subzona más importante en producción, donde se reúnen las tres cuartas partes de las 3.870 hectáreas de la denominación. Pero la sequía no solo trae problemas a la vid. Una de las ventajas del sol y el calor es que son el mejor antídoto contra las plagas que afectan a la viña, como puede ser el mildiu. La uva está sana Salvo excepciones, los racimos están sanos y tendría que llover mucho para que se echaran a perder. Además, el calor también es un buen aliado para obtener una uva de calidad en tamaño, acidez y graduación. El escenario ideal para obtener una buena cosecha sería que a partir de ahora lloviera un par de días y, después, volviese el tiempo seco y soleado hasta empezar las tareas de recolección, según explican los expertos. Pero el clima es caprichoso y, como siempre, a los agricultores no les queda más que esperar.

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